La vixen BDSM se quita una intensa dominación. En su lugar, se somete a una máquina despiadada, su placer no es menos que su dolor. Los ecos de esa bofetada, las embestidas implacables. Esto no es sexo, estas son personas golpeándose sangrientamente, jugando en cadenas frente a nosotros. Bienvenido a su mundo.